Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 29 de mayo de 1869
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Ochoa
Número y páginas del Diario de Sesiones: 85, 2.426, 2.427
Tema: Conspiraciones carlistas en Cuenca

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): No pensaba tomar parte en este ligero debate, porque me daba lástima contrariar al Sr. Ochoa, cuya candidez e inocencia aplaudo hasta la epopeya. S. S., valiéndose de la exposición presentada, por el Sr. Obispo do Cuenca, y por el cabildo catedral, ha dado mucha más importancia de la que en realidad tiene a la contestación que yo tuve el honor de dar a mi amigo el Sr. Girón. Yo dije entonces, y repito ahora, que en Cuenca se conspiraba, pero que eran de poca importancia los trabajos de conspiración, que conocía perfectamente el Gobierno, y que esa poca importancia era por falta, no de voluntad, sino de recursos, o por otras razones que ahora no es del caso examinar. Yo no dije que conspirase el Sr. Obispo. ¿Dice el Sr. Obispo que no conspira? Pues tanto mejor: yo lo creo, porque no he de suponer que un Obispo faltara fácilmente a la verdad; pero si yo voy a juzgar de lo que sucede en toda España respecto al clero español; si yo hubiera de creer lo que hace el clero de Cuenca por lo que S. S. cree que hace todo el clero español, le apresuro a S. S. que el clero de Cuenca no quedaría bien parado. S. S. ha dicho que en España no hay ningún individuo del clero que conspire o haga trabajos contrarios al orden de cosas establecido. Y lo ha dicho con la misma convicción con que nos aseguraba que el clero de Cuenca no conspiraba Y yo decía para mí: pues o el Sr. Ochoa es inocente hasta la exageración, y candidísimo contra lo que su fisonomía indica y contra lo que en él se ve, o no inspira confianza ninguna a sus correligionarios, puesto que está completamente a oscuras de todo lo que hacen algunos de los que pertenecen al clero [2426] español; pero en fin, S. S. nos ha dicho que dentro de poco tiempo tendrá ocasión de venir aquí a acusar al Poder ejecutivo por las tropelías que se cometen con algunos carlistas con algunos individuos del clero. Pues para entontes le prometo a S. S. traerle aquí pruebas de que está en el limbo respecto a noticias de conspiración, y de que sucede todo lo contrario de cuanto S. S. piensa. Admiro al par que aplaudo, y concluyo con esto, la inocencia y candidez en que el Sr. Ochoa vive.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Tengo mucho gusto en satisfacer los deseos del Sr. Ochoa.

Acepto por completo las últimas ideas de su rectificación. Ya sé yo que no conspira todo el clero español: la gran mayoría del clero español sabe que la conspiración y ciertos trabajos no traerían para la patria más que la guerra civil y la desolación, y eso no puede quererlo el clero español.

Pero acepto también la excepción que S. S. ha hecho hipotéticamente. Pues yo la acepto, no hipotéticamente, sino de una manera afirmativa, concreta y determinada, y eso creo yo que debería saberlo S. S. Su señoría me dice que no lo sabe, y yo lo creo; pero cuando S.S. está tan enterado de la genealogía, detalles y pormenores de los carlistas, que hace treinta años que no viven en España y viven tan lejos de S. S., me figuraba yo que S. S. estaría en todos los demás detalles y pormenores de los carlistas. Pero S. S. me dice qua no lo está. y yo lo creo. Y lo creo, porque además, como S. S. nos ha dicho, se puede hacer una división entro los carlistas, división que su señoría ha hecho galanamente llamando a los unos poéticamente carlistas platónicos. Pues bien: es decir, que su señoría corresponde a este clan de los carlistas platónicos a que vulgarmente mucho tiempo hace se les llamaba hojalateros : S.S. no es más que hojalatero , y tiene muchos que le acompañen en España: no tiene tantos que pertenezcan a la otra clase, a la cual pertenecerán solamente algunos individuos del clero. Yo quiero hacer también esta distinción.

No es el clero español el que conspira; pero hay algunos individuos del clero español que saliéndose de su ministerio y faltando a la sagrada misión que pertenece a todo el clero, preparan para su país días de sangre y de luto.



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